Los árbitros de Melilla

Antonio G. Jáuregui 27-09-2018 - Historia

  • Con este artículo se pone el punto y final al repaso realizado en esta sección a los cien años del fútbol melillense

Son los incomprendidos, los denostados, los insultados, pero también los imprescindibles. Sin ellos el fútbol no hubiera sido posible.

Con la creación de la primera Federación de Fútbol de Melilla, en 1916, paralelamente se fundó el primer Colegio de Árbitros, que desde sus comienzos comenzó a formar a los aspirantes. Además, sus clases eran abiertas al público en general, para que fuesen adquiriendo los conocimientos básicos de un deporte desconocido del gran público, y que normalmente manifestaba sus preferencias sin conocer muy bien sus reglas. Ese público a menudo mostraba su simpatía o animadversión guiados por la pasión, pero sin conocer las reglas del juego, hasta el punto de tener que publicarse en el periódico local, en noviembre de 1916, lo siguiente: “Deseando la Federación que tanto los aspirantes a referé como los buenos aficionados se compenetren bien de tan simpático deporte y puedan apreciar en justicia las infinitas jugadas que en muchas ocasiones han motivado protestas muy injustificadas del público…, ha programado una serie de conferencias las cuales serán públicas…, y versarán sobre la importancia moral y material del balompié”.

 La dependencia de la Federación Regional de Fútbol, con sede en Ceuta desde 1933 hasta finales de 1999, año en que el fútbol melillense se independizó, trajo por regla general más agravios que beneficios en todos los órdenes, también en el arbitral.

Un ejemplo: en los años 70-80, Ceuta tenía dos árbitros en categoría nacional, por solo uno en Melilla. Dos excelentes árbitros de la época, como eran Marmolejo y Mansilla, se turnaban en los ascensos y descensos de la Tercera División. Al margen de que alguno de ellos hiciera una excelente temporada, Ceuta le descendía para dar paso al otro, mientras que ellos mantenían sus dos vacantes, aunque sus árbitros fuesen unos desastres.

Ni que decir de las categorías superiores, Segunda y Primera División, en las que siempre los primeros en alcanzarlas fueron los árbitros ceutíes, lográndolo por Melilla, un único árbitro melillense, Alfonso Pérez Cabeza.

Sirvan estas humildes letras como reconocimiento y agradecimiento a todos los que un día decidieron vestirse de negro e impartir justicia deportiva por los campos melillenses: Alfonso XIII, Hípica, Mar Chica, Álvarez Claro, Compañía Española, Tesorillo, La Espiguera...

Como escribíamos al principio: “Sin ellos, el fútbol no hubiera sido posible”.    

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Años 60, equipo del Colegio de Árbitros melillense intercambia su papel en un partido amistoso.

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Octubre de 1957, los árbitros también tenían tirón publicitario.

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Campo de Santa Bárbara, partido de categoría regional, Antonio Mansilla ejercía de árbitro principal.

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Campo de El Tesorillo, partido de juveniles de categoría nacional, Miguel Marmolejo ejercía de árbitro principal.

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Campo de El Tesorillo, torneo de verano, en esta ocasión con José Miguel Navas como árbitro del encuentro.

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Años 80, inauguración del Colegio de Árbitros en el Barrio Virgen de la Victoria.

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Alfonso Pérez Cabezas, único melillense que ha alcanzado la categoría de árbitro en Primera División.

Los árbitros de Melilla

  • Con este artículo se pone el punto y final al repaso realizado en esta sección a los cien años del fútbol melillense

Son los incomprendidos, los denostados, los insultados, pero también los imprescindibles. Sin ellos el fútbol no hubiera sido posible.

Con la creación de la primera Federación de Fútbol de Melilla, en 1916, paralelamente se fundó el primer Colegio de Árbitros, que desde sus comienzos comenzó a formar a los aspirantes. Además, sus clases eran abiertas al público en general, para que fuesen adquiriendo los conocimientos básicos de un deporte desconocido del gran público, y que normalmente manifestaba sus preferencias sin conocer muy bien sus reglas. Ese público a menudo mostraba su simpatía o animadversión guiados por la pasión, pero sin conocer las reglas del juego, hasta el punto de tener que publicarse en el periódico local, en noviembre de 1916, lo siguiente: “Deseando la Federación que tanto los aspirantes a referé como los buenos aficionados se compenetren bien de tan simpático deporte y puedan apreciar en justicia las infinitas jugadas que en muchas ocasiones han motivado protestas muy injustificadas del público…, ha programado una serie de conferencias las cuales serán públicas…, y versarán sobre la importancia moral y material del balompié”.

 La dependencia de la Federación Regional de Fútbol, con sede en Ceuta desde 1933 hasta finales de 1999, año en que el fútbol melillense se independizó, trajo por regla general más agravios que beneficios en todos los órdenes, también en el arbitral.

Un ejemplo: en los años 70-80, Ceuta tenía dos árbitros en categoría nacional, por solo uno en Melilla. Dos excelentes árbitros de la época, como eran Marmolejo y Mansilla, se turnaban en los ascensos y descensos de la Tercera División. Al margen de que alguno de ellos hiciera una excelente temporada, Ceuta le descendía para dar paso al otro, mientras que ellos mantenían sus dos vacantes, aunque sus árbitros fuesen unos desastres.

Ni que decir de las categorías superiores, Segunda y Primera División, en las que siempre los primeros en alcanzarlas fueron los árbitros ceutíes, lográndolo por Melilla, un único árbitro melillense, Alfonso Pérez Cabeza.

Sirvan estas humildes letras como reconocimiento y agradecimiento a todos los que un día decidieron vestirse de negro e impartir justicia deportiva por los campos melillenses: Alfonso XIII, Hípica, Mar Chica, Álvarez Claro, Compañía Española, Tesorillo, La Espiguera...

Como escribíamos al principio: “Sin ellos, el fútbol no hubiera sido posible”.    

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Años 60, equipo del Colegio de Árbitros melillense intercambia su papel en un partido amistoso.

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Octubre de 1957, los árbitros también tenían tirón publicitario.

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Campo de Santa Bárbara, partido de categoría regional, Antonio Mansilla ejercía de árbitro principal.

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Campo de El Tesorillo, partido de juveniles de categoría nacional, Miguel Marmolejo ejercía de árbitro principal.

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Campo de El Tesorillo, torneo de verano, en esta ocasión con José Miguel Navas como árbitro del encuentro.

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Años 80, inauguración del Colegio de Árbitros en el Barrio Virgen de la Victoria.

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Alfonso Pérez Cabezas, único melillense que ha alcanzado la categoría de árbitro en Primera División.